El 14 de noviembre de 2005 se cumplieron 30 años de los Acuerdos Tripartitos de Madrid por los que el último Gobierno de la dictadura ponía fin a la presencia colonial española en el Sahara Occidental, cedía la administración temporal a Marruecos y Mauritania -que renunciarían a la misma en 1979-, aunque no la soberanía (obviamente, nadie puede dar lo que no le pertenece...), y formalmente dejaba en un precario stand-by la conclusión del proceso hasta que "la opinión de la población saharaui se haya expresado válidamente" (según declarara Jaime De Piniés, embajador de España en la ONU, el 26 de febrero de 1976).
La enfermera vasca Gurutze Irizar, que vivió los primeros quince años de historia de los campamentos saharauis, narra en su cruda crónica del 4/11/05: "Marruecos intentó en su día un genocidio bombardeando con napalm a la población saharaui que huía de la invasión (no me lo han contado, yo estaba allí). Además, tiene el 'honor' de ser, después de Israel, el país que más resoluciones de Naciones Unidas ha incumplido. Según la legalidad internacional, Marruecos nada tiene ni ha tenido que ver con el Sahara Occidental".
"Actualmente, el Gobierno español busca una solución que respete los derechos de ambas partes. ¿Desde cuándo un país que invade por la fuerza, masacra, no respeta ninguno de los derechos humanos, chantajea, miente, etcétera, debe ser tenido en consideración? ¿Qué oscuros intereses sirven para que los derechos del pueblo saharaui sean utilizados como moneda de cambio por un país, España, que sigue siendo la potencia colonizadora porque el conflicto del Sahara Occidental, según Naciones Unidas, sigue siendo un proceso de descolonización (el último en el mundo) inconcluso?".
"Por todo ello, el próximo día 12 nos manifestaremos en Madrid, para demostrarle al Gobierno que en este Estado hay mucha gente que no vamos a seguir tolerando por más tiempo esta situación, y que ya es hora de darle un digno final a este conflictEl grito de los inocentes
El tema, por cierto, presenta aristas sumamente complejas y delicadas, cuanto menos desde el punto de vista eminentemente humano, que siempre pesa más que los argumentos diplomáticos o de política exterior que se puedan llegar a aducir. El conflicto del Sahara Occidental, bloqueado desde hace cinco años por el rechazo de Marruecos al Plan Baker II, que había aceptado inicialmente, concita al día de hoy miradas muy poco optimistas, a juzgar por las palabras pronunciadas hace poco por el enviado personal del secretario general de la ONU para la zona, Peter Van Walsum. Desde Argelia, Walsum había dicho que el conflicto se caracteriza por una "contradicción" en la que, según explicó, "las posiciones de las partes parecen casi irreconciliables".
El enviado personal de Kofi Annan ha podido comprobar sobre el terreno que "todos los países" desean que el conflicto se solucione, si bien las dificultades son enormes. El objetivo de Van Walsum es desbloquear el proceso de paz y con esta misión ha emprendido un viaje por la zona que le ha llevado a Marruecos, los campamentos saharauis de Tinduf, en el oeste de Argelia y Mauritania, donde se ha entrevistado con los más altos representantes de estos países.o".
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